Ciudad de Berlín, Capital del Gran Imperio Alemán
Año 3029
1ro de Agosto. Día de la Gran Final
19:33 P.M.
1:27 Horas para el inicio
Una
hora con veintisiete minutos. El momento llegó. Que placer. Saboreo esta
sensación con plena conciencia. Es un buen día para estar vivo.
Me
desperté hace unas horas, sin poder dormir más de la emoción. Me sobraba algo
de tiempo, así que preparé un paseo. Me peiné detalladamente, simétrico, con el
flequillo hacia atrás, terminando en una punta en espiral hacia la izquierda.
Preparé
mi mejor traje y me dispuse a salir, con el tiempo calculado para llegar justo
una hora antes a la casa de Irma Roschilde Mayers.
Sé
que hoy no tengo tiempo para divagues, pero me tenté con gastar algunos
puntitos extra con motivo del Torneo. Ya pagué con anticipación la transmisión
con el comentario de Herr Timeus, Irma y su hermana Margaret ya canjearon una
comida especial más las bebidas, y hasta preparamos asistencia psicológica por
si terminamos muy alterados, tal como recomendó el boletín semanal días atrás.
Es que, vamos, no sé cómo podría reaccionar si gana el Zombie acorazado, ese
maldito monstruo de ultratumba. Pensamientos felices, Henry, pensamientos
felices. Una victoria del Hombre Desintegrado. Un vuelo triunfal por el Domo,
cargando la copa.
Así
que, estando todo listo, con la satisfacción de que el plan perfecto está
diagramado con antelación, armado con precisión y listo para ser ejecutado con
determinación, esperándonos, me doy un paseo por el shopping Twisted Mall,
victorioso y orgulloso; no sé qué estoy buscando, pero estoy de buen humor, así
que el cielo es el límite. Usualmente no cometo estos actos impulsivos, a la
deriva, pero me siento exultante, pomposamente feliz. Así que me levanté y me
dije: “Henry Gibbs, te mereces un regalo”. Tal vez un traje nuevo, o una
planta, o el pase libre para la semana de museos multipragmáticos en el
complejo de Múnich de aire respirable, Spa & Relax.
El
shopping del tercer piso del nivel superior es realmente precioso. Con una
arquitectura creativa, presenta una serie de angostos pasillos que dan al
costado sur de la torre Epson, a lo largo de ciento once pisos escalonados que
van sobresaliendo de la estructura de la torre como un brote cristalino.
Usando
ángulos vistosos y secuenciados que generan una trama entre los distintos
niveles, también está dotado de un gran ventanal con distintos tonos de vidrio,
que van armando un entramado geométrico que juega entre las formas, sombras y
luces, y otorgan una vista majestuosa a ambos lados de la ciudad. La escalera
te lleva hacia arriba pero las estructuras laterales caen en espirales y
diagonales, generando una sensación inversa, y revelando de a poco el basto mar
de edificios a través de los ventanales.
Es
un placer disfrutar del orden de una situación en donde todo está donde debería
y las cosas se acomodan a la perfección en su orden natural.
Había
pensado dirigirme inicialmente al área de ropa de ejercicio inteligente, para
ver aquella promoción que me agendé la semana pasada. Gastando más de diez mil
puntos aquí, solo para compradores del pack de transmisión oficial Timeus
Premium, descuento de 25% en próximas compras. A lo mejor puedo estrenar alguna
prenda en el complejo de Múnich.
Me
dispongo a entrar al local cuando, de repente, escucho un alboroto del otro
lado del pasillo.
Un
escaparate cae al suelo, generando un estruendo. Dos chicos pasan corriendo a
toda velocidad, mientras dos torpes guardias resbalan tras de ellos, tropezando
con las cosas que se había caído. Vienen hacia mí. Presa de la sorpresa, pierdo
momentáneamente el raciocinio y la capacidad de reacción. Intento correrme para
la derecha, pero uno de los dos dobla también en la misma dirección que yo. Me
muevo a la izquierda ¡y éste hace lo mismo! Vuelvo a moverme a la derecha, pero
ya es tarde. ¡PAM!
El
mundo se me dio vuelta completamente. La ciudad giró hacia arriba y luego
volvió a posición horizontal. Mis pies dieron la vuelta completa y mis zapatos
volaron hacia el segundo nivel de escaleras.
Me
caigo de espaldas. ¡Auch! ¡Dolor!
Mi
cuerpo retumba contra el suelo. Me quedo inmediatamente sin aire, y es
desesperante, intento inspirar, abriendo mi boca lo más posible, pero el aire
simplemente no entra. Me duele terriblemente la parte de atrás de la cabeza y
la imagen exterior se bambolea, sin que pueda hacer foco en nada.
¡Que
hace esta gente corriendo así por acá! ¡Ayuda! ¡Guardias!
Estoy
anonadado. Intento incorporarme, pero un rayo de dolor me recorre la espina
hasta el cuello. Solo puedo ver el techo. Un mareo atronador me atonta. Abro
bien grandes los ojos, tratando orientarme y ver a mis agresores.
El frío contacto del suelo se me cuela en el
alma. No puedo levantarme. Espero que alguien me ayude pronto. Dios mío, ¡qué
vergüenza! ¡Que nadie me vea así! ¡Que indecoroso!
Estos chicos no deberían estar acá. Les vi
los rostros. Tenían los ojos rojos y las manchas en la piel características de
los inicios de la enfermedad por contaminación. No eran ciudadanos de este
nivel. Estaban colados.
Uno tenía el pelo rubio, enrulado y
desprolijo, probablemente sucio, y facciones agudas. El otro tenía los
inconfundibles rasgos de un habitante extranjero de origen árabe. Piel cobriza
y ojos apagados, y un pelo negro, rapado a los costados, mal cortado.
Espero que el sistema haga algo sobre esto.
Reforzar las medidas de seguridad, algún castigo ejemplar, ¡no sé!
Estoy escandalizado. No me lastimé, pero
podría haberme herido de gravedad. O hasta muerto. Un mal golpe, una mala
caída, y adiós mi vida, adiós el Torneo, adiós las compras.
No entiendo, ¿no deberían estar en su casucha
preparándose para oír la transmisión gratuita o algo así? No entiendo cómo vive
esta gente. Sin nada, sin salud, sin una vida previsible y saludable. Yo no
podría dormir por las noches. No podría levantarme en las mañanas. La
Administración debería rectificarlos, ponerlos en sintonía con el resto de la
gente normal, educada y ordenada, que contribuye al sistema mediante una
actitud dócil y colaborativa.
Eso o expulsarlos. Mandarlos de vuelta por
donde vinieron, y que busquen una manera de morir que no moleste a nadie.
Es increíble. Estas cosas pasando en el siglo
XXXI. Un minuto uno se dispone a gastar los puntos que ordenadamente ganó,
cumpliendo las normas, acatando las funciones que el sistema pide a cada
ciudadano, preparándose para una jornada memorable que viene proyectando hace
meses, y en un segundo ¡estos mocosos le tiran a uno todo por la borda! Mi
noche esta arruinada. Me duele la espalda por la caída. Estoy herido. Siento un
leve mareo. Podría ser algo grave.
Se acerca alguien a levantarme. Estoy
atontado. Me siento despeinado y sucio. Debo verme horrible. Me acomodo el pelo
y la ropa con torpeza. Agradezco a mis ayudantes. La vergüenza me abruma,
quiero desaparecer.
Miro hacia atrás, para ver a mis agresores.
Escaparon del guardia que los perseguía saltando desde el nivel en que estamos
hasta el de abajo. Son salvajes. Escucho carcajadas. Se están riendo. Tal vez
de mí. Son personas crueles. Lo sé ahora con certeza. Burlando la seguridad de
nuestras puertas a prueba de aire contaminado, perturbando la tranquilidad de
nuestro mercado, después de que acogimos a todos los extranjeros a nuestra gran
ciudad, dándoles cobijo de la contaminación y los terrores del mundo rural y de
la crueldad barbárica de la naturaleza.
No entiendo como hay gente así. No lo
entiendo y me desespera. No es muy difícil vivir ordenadamente. No es muy
complicado acatar las normas. Si quieren ser barbaros, depravados, ordinarios,
¿No pueden hacerlo en su ámbito privado? ¿Acaso se ha perdido todo el sentido
de la privacidad, propiedad y el respeto a las normas? Ya lo decían cuando yo
era chico, la sociedad va en un camino irremediable, barranca abajo, hacia la
perversión más morbosa, a menos que alguien haga algo por mantener a estas
bestias bajo un régimen civilizado.
Espero que los agarren. Espero que paguen. Lo
que voy a decir sonará feo, pero estoy dolido, es lo que pienso, me asqueo de mí
mismo al sentirme tan despiadado, pero creo que es lo justo: espero que los
agarren, los encarcelen, y no les dejen
ver el Torneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario